JARCIA FIJA.
IR A GALERÍA DE FOTOS
LOS ESTAIS.
Son, estos cabos, los que sujetan y fijan los mástiles, masteleros y mastelerillos en sentido longitudinal, para que no caigan hacia popa. Siempre son los más gruesos de su palo y se sitúan desde la parte más alta del mástil hacia proa, diagonalmente. Cada estay toma el nombre de] palo al que sirve.
La zona de su encapilladura (la más alta del estay) se guarnece con un cabo más fino que la rodea apretadamente, para proteger el estay de los roces, al igual que los obenques.
Normalmente esta protección se realiza después de igualar el cable forrándole con una especie de venda alquitranada.
En el dibujo 1, vemos el estay del mayor en su posición correcta (el que está por encima es el «falso estay»). El bucle que forma al rodear el palo, se apoya en los obenques por su parte exterior. Como se aprecia fácilmente, la cruceta se ha dejado sin cofa, para poder observar mejor la posición de dichos cabos. En la parte superior e inferior derecha pueden verse dos montones gruesos, por los que pasan sendos estais, que corresponden a los del mastelero de mesana.
Para que el estay quede bien asegurado, tras rodear la encapilladura del mástil, lleva en su extremo un bucle u ojal, que se asegura contra un abultamiento del mismo estay. Este abultamiento se conoce como “barrilete” y hace de tope. Se confecciona me diante un trenzado especial, guarnido por un cabo más fino o un pedazo de cuero.
Los estais del mayor, a su paso por la base del trinquete, producen un fuerte roce, por lo que el palo es protegido mediante una pieza de madera con muescas en el sentido de los estais. Las vigotas son ciegas, como vimos anteriormente. En este caso los estais se abren en dos desde las vigotas inferiores, abrazando el palo, para ir a rodear al bauprés que hace de tope. Aquí los cabos o estais o le rodean directamente o pasan por un tope o muesca practicado en la proa. Los extremos sobrantes se atan al brazo contrario del mismo estay.
Los estais de los masteleros suelen pasar por montones en vez de atarse directamente al palo contrario. Eso es así porque en determinados casos, es necesario inclinar los palos hacia proa y de este modo se facilita la maniobra de tensado. Es decir, los únicos estais que se atan a la base de otro palo, son los correspondientes a los mástiles, como es el caso de figura 6 que corresponde al estay del mástil de mesana.
El bauprés se fija a la proa del buque mediante unas ligaduras alquitranadas que van del palo a unas canaladuras practicadas en el tajamar.
Se sujetarán al bauprés mediante unos topes de madera. La ligadura se realiza en forma de ocho, tensando el cabo fuertemente y anudando el extremo sobrante en su parte central.
Para terminar y como curiosidad indicaremos una costumbre de otros tiempos; un castigo que cosistía en montar a un hombre sobre el estay mayor y tenerlo allí un tiempo determinado. Este castigo se conocía entre los marineros como «poner en el estay».
OBENCATURA
Corno sabemos, la jarcia fija es aquella parte del aparejo cuya finalidad es mantener bien aferrada la arboladura. Se trata de una serie de fuertes cabos, como los vientos una tienda de campaña, que unen los mástiles, masteleros y mastelerillos_al casco del buque fijándolos mediante unos tensores, en este caso vigotas, cuadernales y motones.
Esta vez trataremos de los obenques; aquellos cabos que fijan los palos desde crucetas y cofas a las mesas de maniobra, acopladas en los costados de la nave. Al igual que los estais, de los que trataremos más adelante, solían embrearse para una mejor conservación, lo que diferencia perfectamente esta jarcia del resto del aparejo, por su color negro. A los obenques se ataban horizontalmente unos cabos más finos, llamados flechastes, que formaban una malla y permitían el acceso a las cofas, mástiles y vergas.
Los obenques se utilizaron desde muy antiguo, cuando la magnitud de los mástiles hizo necesaria una forma de sujeción resistente a la fuerza de los vientos. Ya los “pueblos del mar” y los egipcios utilizaron este sistema, así como griegos y romanos, unas veces completándolos con vigotas y otras directamente amarrados a los costados del barco.
En la primera ilustración representamos dos de los sistemas más usuales en los siglos XII al XV.
En el primer caso las vigotas son en realidad motones de un solo agujero en cuyo interior se acoplaba una roldana de madera o bronce para facilitar el paso del cabo o collarín. El motón superior se une al obenque mediante una pieza de madera llamada cazonete. La vigota inferior se une directamente a la borda sin mesa de guarnición.
El segundo modelo utilizado comúnmente en carracas, naos, cocas, galeras, y en los primero galeones, no lleva roldanas en sus vigotas, sino que éstas están abiertas con tantas muescas como vueltas da el cabo. Esta pieza se llama vigota, motón o cuadernal ciego y en este caso es de tres muescas. También recibe el nombre de telera o «liebre de araña» cuando tiene forma muy alargada y se usa en los estais.
Estas vigotas ciegas llevan una canaladura que las rodea para alojar el cabo que las sujeta. Como puede apreciarse el collarín parte del obenque y termina atándose en el centro. La vigota inferior lleva cadenote pase o no por la mesa de maniobra. Cuando se difundió el uso de las vigotas de tres ojos las «vigotas ciegas» se relegaron sólo para tensar algunos estais.
El segundo dibujo representa dos pares de vigotas de tres ojos. Para una correcta realización de este sistema, hay que tener en cuenta que el ojo central es el más elevado en las vigotas superiores y el más bajo en las inferiores.
La forma de atar las vigotas mediante collarines se realiza haciendo pasar el cabo por detrás de uno de los ojos de los lados hasta que el extremo del cabo, anudado, tropiece en él; seguidamente se baja verticalmente y se pasa por el ojo de la vigota inferior situado en su vertical, y así sucesivamente hasta que la última vuelta lleve al cabo a terminar en el obenque, donde se atará como se aprecia en el dibujo.
En la ilustración n.° 3 puede apreciarse el sistema de perfil y por detrás.
La vigota inferior lleva una abrazadera de hierro que la une al cadenote y pasa por la mesa de maniobra.
El cadenote puede estar formado por uno o varios eslabones de hierro, que fijan la vigota al costado de la nave, mediante pernos.
Los flechastes, como ya dijimos, unen los obenques entre sí horizontalmente. El dibujo n.° 4 representa el tipo de nudo utilizado y que está concebido para cerrarse más fuertemente con el peso y la tensión. Este nudo se conoce como de enflechadura o de flechastes y su realización se puede observar en la parte inferior derecha del dibujo.
Los obenques se atan a los mástiles por pares comenzando por los situados más a proa. En realidad cada par es un solo cabo que rodea el mástil (dibujos 5 y 6), atándose de dos en dos.
La parte superior de los obenques va reforzada mediante un cabo más fino fuertemente enrollado. El sistema utilizado era mediante el «vendaje o engazado» del cabo por una cinta de lona embreada sobre la que se
enrollaba el cabo más fino. De este modo el obenque podría resistir durante más tiempo las fuertes tensiones y continuos roces producidos por el mástil. Sobre los obenques y abranzándolos se colocaban los estais.
foto 461 a 465. Los cadenotes de las vigotas se han realizado partiendo de accesorios de bisutería, como son cadenas de eslabones largos, pendientes, etc.
Cadenotes de la mesa de maniobras
del palo mayor.
Cadenotes del palo de mesana.
Las vigotas deben quedar perfectamente alineadas. Los collarines deben atarse, de modo que el orificio central quede en las vigotas superiores, en el centro y arriba, y al contrario en las inferiores.
Los obenques que rodean a las vigotas se sujetarán por medio de tres ataduras.
foto 466. Los obenques se atarán al mástil dos a dos alternados, uno a babor y otro a estribor.
foto 467 a 468. Éste es el mástil del trinquete con su obencatura, preparado para la colocación de los estays y los flechastes.
Vista general de los tres mástiles, cada uno con su inclinación según el lugar que ocupe. El mástil del palo mayor se colocará perpendicular a la quilla. El mástil del trinquete, con una ligera inclinación a proa, y el mástil de mesana, hacia popa.
foto 469 a 473. Colocado el bauprés, éste debe ser afianzado mediante las ataduras que lo fijarán a la roda. Estos cabos se apoyarán en los tojinos, que son esos pequeños taquitos de madera que aparecen en la foto.
Dos formas de atar los estays del trinquete al bauprés. Los barbiquejos fijan el baupres a la roda.
fotos 471 a 475. El trinquete con su obencatura atada dos a dos, alternando una y otra banda.
Las vigotas. Observar cómo se han atado los obenques de las vigotas superiores.
Estais del trinquete. El superior es el falso (estay del trinquete, claro).
foto 476 a 480. Los grandes cuadernales del estay del palo mayor.
Mástil del trinquete con sus obenques, flechastes y estais.
Unión de los obenques del mástil a las
vigotas del mastelero, a través de la cofa por medio de la arraigadas.
Los tensores del falso estay.
Obenques y estais del mástil del mayor.
foto 481 a 484. El mástil del mayor antes de colocar la cofa.
El mástil completo.
Cofa del mástil del mayor. Observar los orificios que se encuentran sobre ella, donde se colocarán posteriormente los motones y los cuadernales. En el borde curvo se puede apreciar la forma en que han sido atados los tensores del falso estay. Son doce orificios y un solo cabo. En su extremo se realizará un nudo que hará la función de tope. Se introducirá el otro extremo del cabo por uno de los dos orificios más alejados del centro. A continuación se pasará por el orificio más inferior de los seis que tiene la polea, y así sucesivamente hasta completar el aparejo.
fotos 485 a 489. Unión de las vigotas desde la cofa a los obenques.
Detalle de los obenques. La unión se realiza a través de un cabo horizontal más grueso.
Esta unión se reforzará mediante un cabo que atará los obenques de ambas bandas. Esto evitará que la tensión de aquéllos deformen la obencatura.
Jarcia fija del bauprés y mástil del trinquete.
fotos 490 a 494. Cruceta de mesana con su estay y obencatura.
fotos 495 a 499. Cofa del mástil de mesana. El sistema de tensores es igual en todos los mástiles, variando únicamente el número de vueltas del cabo.
Terminada la obencatura, estais y flechastes de los mástiles, pasaremos a indicar algunos pequeños detalles que mejorarán la terminación de la jarcia. Hay que recordar que toda la jarcia fija era embreada en la realidad para su mejor conservación, por lo que debería aparecer de color negro. En esta ocasión la hemos dejado sin teñir para su mejor apreciación visual.
En la base del mástil del trinquete por donde pasa el estay hemos colocado dos piezas de madera que servían para proteger el mástil del roce.
Del mismo modo se han colocado sendas piezas de refuerzo en la balaustrada de proa.
Foto 500 a 505. A ambos lados del bauprés se colocarán dos piezas unidas por cabos, que formarán una especie de pasador, formado por seis motones en columna que recogerán parte de la maniobra que viene de este palo.
Estos dos palos a ambos lados del bauprés, sujetos con barbiquejos, sirven para, más adelante, recoger la amura de trinquete.
Todas las cofas llevan una balaustrada en su borde más hacia popa.
Cruceta del mastelero del trinquete. Pueden apreciarse los estais correspon dientes y el motón que recoge el estay de gavia.
Fotos 506 a 512. El mastelerillo del trinquete del que parte el estay de juanete.
El palo trinquete completo.
Los estais que parten de él hacia el bauprés son
de abajo hacia arriba:
— estay de trinquete
— falso estay
— estay de velacho
— falso estay
— estay de juanete.
Cruceta del mastelero del mayor.
Mastelerillo del mayor.
Foto 513 a 516. El palo mayor del que parten, de abajo a arriba, los siguientes estais:
— estay del mayor
— falso estay
— estay de gavia
— falso estay
— estay de sobrejuanete.
Mastelero de mesana.
El mástil de mesana completo con sus
estais por el mismo orden que los anteriores:
— estay de mesana
— estay de sobremesana
— estay de perico.
Foto general de la jarcia fija. Los palos trinquete y mayor llevan otros obenques más finos, en su parte más a proa, que se llaman burdas. Vemos una parte de la cruceta del mastelero y apenas otra de la galleta del mastelerillo.
